Sangre Ajena

Fragmento de "Historias reales del ADN" de Bernath, Viviana

Tres hijas y tres estudios de ADN

El caso: Carlos y Beatriz llevan quince años de matrimonio. Tienen tres hijas. Durante el transcurso de una crisis en la pareja, Carlos decide averiguar si es el padre biológico de las niñas.
Los protagonistas:
Carlos: el padre.
Beatriz: la madre.
Las hijas.

Carlos y Beatriz estaban casados desde hacia quince años. Tenían tres niñas hermosas, de 12, 10 y 8 años. Tres hermanas que jugaban, peleaban, reían y radiaban felicidad a una familia que, de repente, comenzó a atravesar una crisis.

Carlos estaba acostumbrado a las largas jornadas laborales. Desde que se habían casado, él era el único sostén económico de todo el grupo familiar. Se levantaba muy temprano y partía a su trabajo. Muchas veces regresaba cuando las niñas ya dormían. Pasó épocas mejores y otras peores. La llegada de cada hija generaba sobre él una enorme presión. Aumentaba su responsabilidad, trabajaba más tiempo. Su presencia en la casa era mínima.

A medida que las niñas fueron creciendo, requerían cada vez menos de su madre. Los días de Beatriz parecían entonces no terminar nunca, el desayuno, las clases de gimnasia, alguna novela, la cena y al otro día volver a empezar. La rutina había comenzado a aburrirla. Cada tanto, intentaba acercarse a su marido y contarle lo que ocurría, pero para Carlos la situación era inversa. Las niñas crecían y su deber era aportar más dinero a la casa.

Carlos y Beatriz estaban llegando a los cuarenta y empezando a vivir los conflictos propios de esa década. Las discusiones entre ellos aumentaban de volumen y eran cada vez más frecuentes y apasionadas. De un tema saltaban a otro. Nada los detenía. No eran capaces de reconocer entre lo cierto y lo falso de lo que cada uno le decía al otro.En una de las tantas peleas cotidianas, Beatriz dejó entrever que hacia unos años había mantenido una relación con otro hombre. A pesar de la enorme sorpresa, Carlos reflexionó sobre ese comentario. En aquella época, él había estado alejado de su casa porque su trabajo ocupaba todo su tiempo. Pero hizo cálculos y un tremendo interrogante lo inquietó.¿No coincidía el tiempo de la historia referida por su mujer con el embarazo de su segunda hija? ¿Podría acaso esa niña no ser suya?. Cuando la beba nació, Carlos entabló con ella una relación muy especial y la niña llegó a ser su predilecta. No soportaba la idea de que esa criatura no fuera suya.

Beatriz no podía aceptar que él dudara de que la hija fuera suya. Le dijo que ella no merecía semejante desconfianza y lo acusó de buscar un pretexto para dejar recaer sobre las nenas el conflicto que había entre ambos.

La crisis se agravó. Carlos llego a pensar de que ninguna de las tres hijas era suya. Cada vez que trataba de hablar con Beatriz sobre el tema de su infidelidad, ella se negaba. La familia se desmembraba y Carlos necesitaba afianzar su vínculo de paternidad. Quería asegurarse de que sus hijas eran realmente suyas y le pertenecían por completo.Fue entonces cuando nos consultó. Mantuvimos una larga charla sugiriéndole distintas opciones. Se trataba, en un principio, de realizarles el estudio de paternidad preservando a las niñas. Se le explicó que el ADN podía obtenerse a partir de diferentes muestras biológicas, por ejemplo, los cepillos de dientes ó bien las uñas de cada una de las niñas. Una posibilidad era lograr que cada una de ellas se cortara las uñas. Luego, el debía colocarlas en un sobre limpio y perfectamente rotulado. No debían mezclarse unas con otras. Si en cambio, se optaba por los cepillos, cada uno debía estar en una bolsa de nylon igualmente identificado. En el laboratorio, a él le tomaríamos una muestra de sangre y los estudios de paternidad serían hechos. La entrevista fue convincente.

Si bien la operación con la niña menor fue simple, con las dos mayores fue algo más compleja. De la menor recogió las uñas; las dos mayores, los cepillos de dientes. Con las muestras de las tres llegó a nuestro laboratorio. En tres semanas obtendría los resultados. Fueron días difíciles. En la fecha indicada, Carlos retiró el análisis. El informe decía que de hecho había una niña que no era suya, pero no era la del medio, sino la mayor.

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