Agarrar una pija en cada mano

Fragmentos de "Fantasías sexuales de mujeres argentinas" de Castro, Silvana

Así te lo digo, directamente, a mí me calienta imaginar que estoy en la cama con dos tipos. Bueno, no en la cama, sino que tengo sexo con un par de chicos. Es una fantasía que no he realizado y que no sé si la realizaré alguna vez. No es una cuestión de atreverse o de conseguir con quien te cope, es que está muy buena como fantasía y tema que si se me realiza se me arruine.

La idea es así: es imprescindible que los dos hombres sean amigos, que tengan mucha onda entre ellos. Pienso en dos tipos que se diviertan en verse desnudos, que también se toquen entre ellos, que estén muy calientes y que quieran eso: sexo de a tres. Ellos tienen un lindo cuerpo, son flacos y casi no tienen pelos -no me gustan para nada los tipos muy peludos-, estamos en un departamento, comemos, tomamos vino y empezamos a jugar a algo, cualquier cosa, y las prendas del juego consisten en la ropa que llevamos puesta, así que lentamente comenzamos a desvestirnos. Los chicos llevan jeans y remera así que pronto se quedan en calzoncillos apretaditos, y se les nota el bulto cada vez más grandote.

De pronto yo me quedo en bombacha y me niego a sacármela, ellos me hacen bromas y chistes y gestos ridículos amenazantes, hasta que uno de ellos saca su miembro y me lo muestra, lo exhibe provocadoramente. A esa altura yo lo único que quiero es agarrar una pija en cada mano y sacudirlas lentamente a las dos, mientras los miro alternativamente a la cara y compruebo el efecto que les causa.

Los acerco a mí y lo hago, entonces, por un rato largo. Ellos me miran y me acarician los brazos y la cabeza mientras gimen, jadean y esas cosas. Yo me siento dueña de la situación, absolutamente deseada, hermosa, una electricidad me recorre de la cabeza a los pies, creo que nunca estuve más linda en mi vida.

Luego yo me agacho lentamente y mientras sigo acariciando una pija, a la otra me la meto en la boca y la chupo toda, lentamente. El otro entonces me baja la bombacha, yo levanto los pies para permitir que se deslice por las piernas y mientras uso mi lengua en el miembro siento que me acarician la cola, me lamen y hunden sus dedos entre mis piernas.

Uno de los amigos acaba, con mi boca y mi mano, y el otro me penetra desde atrás con fuerza. Ésta es la aventura erótica más provocadora y excitante que se me pasa por la cabeza.

(Estudiante, 20 años)

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